Salud mental en el trabajo: Más que un beneficio, una prioridad.

Hoy por hoy, toda organización que piense en desarrollar el talento, compromiso y rendimiento de sus trabajadores, tiene que poner la atención en la necesidad de “humanizar” sus relaciones y políticas de experiencia empleado. El trabajador ha pasado de ser un recurso humano a ser una persona que colabora con su empresa y que se vincula a ella por el propósito de su trabajo, la satisfacción de sus necesidades y el cuidado de su bienestar.

En este contexto, los programas de bienestar laboral han cogido una exponencial importancia, poniendo a “las personas en el centro” como medio de captar y fidelizar el talento.

Sin embargo, en el segundo semestre del año 2023, ha entrado en juego otro elemento clave en la gestión de personas, el cuidado de la salud mental laboral. Según un informe de UGT, hasta 1 de octubre, 451.646 bajas laborales por salud mental; el mes de mayo del 2023 fue el mes récord en la historia con 56.600 incapacidades laborales temporales por salud mental (superando los meses de confinamiento del 2020 que eran 51.000 bajas); los días de baja por trastornos mentales son ya el 15% del total. Las bajas por trastornos de salud mental tienen una duración media de 108 días, solo superado por los tumores y los problemas circulatorios”.

Por ello, las empresas se han planteado no sólo iniciar o incrementar planes de bienestar, sino que, además, han tenido que tomar medidas para atender la salud mental. Según el “Gallup-Sharecare Well-Being Index”, el bienestar laboral podría abordar 5 dimensiones: bienestar de carrera, bienestar emocional, bienestar financiero, bienestar físico y bienestar comunitario.

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